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Ocho errores comunes que puedes evitar fácilmente a la hora de cuidar tu piel

Ocho errores comunes que puedes evitar fácilmente a la hora de cuidar tu piel
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Errar es de humanos”, dice una famosa frase en latín, aunque también sabemos que “aceptar el error y corregirlo es de sabios”. No se nos ocurre mejor manera que esta para definir lo que el tiempo y los malos hábitos pueden llegar a hacer para que nuestra piel no luzca en todo su esplendor.

La buena noticia es que casi todo en esta vida tiene solución. Así que estás a tiempo de ponerte al día en materia de belleza y presumir de una piel más sana, más bella y más jovial.

Aquí tienes los ocho errores más comunes que todos cometemos en materia de belleza y la forma sencilla de evitarlos.

1. Eliges mal los cosméticos

Empezamos por el principio, es decir, por la elección de los cosméticos adecuados. Y es que tan importante es seguir una rutina adecuada y continuada de belleza como aplicar los productos correctos que tu piel necesita.

Hay varios factores, como el tipo de piel o tu edad, que influirán de manera irrefutable a la hora de decidir tu botiquín de belleza ideal.

Por ejemplo, lo más probable es que a los 20 años tu neceser de belleza esté compuesto por hidratantes, cremas solares y cosméticos específicos para combatir el acné. No tendría sentido que usaras, pues, cremas antiedad o productos contra la flacidez, que son más propios de pieles maduras que sobrepasan los 50 años.

De la misma manera, tienes que saber que una crema facial, como norma general, no te va a servir como crema corporal, y al revés. O al menos será insuficiente puesto que no cumplirá con las necesidades que tu piel necesita en una zona específica. ¿Por qué? La explicación es muy sencilla. Además de que la piel de la cara es más fina, esta requiere de unos cuidados diferentes a los del resto del cuerpo, puesto que está continuamente expuesta a factores medioambientales y al maquillaje.

Así que el consejo número uno es que te esmeres en conocer a fondo el tipo de tu piel, y selecciones con cuidado los cosméticos adecuados a sus características, para evitar que una rutina de cuidados mal elegidos lleguen a dañarla.

2. Te aplicas mal el protector solar

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La sociedad en general está cada año más concienciada sobre los peligros de exponerse bajo el sol sin una protección adecuada. Los rayos ultravioleta son los causantes de la aparición de arrugas y manchas a edades prematuras. Y por nada del mundo queremos que te salgan a ti. Menos mal que tienes la solución al alcance de tu mano.

Seguro que conoces el fototipo de tu piel y tienes claro qué factor de protección solar tiene que tener tu crema solar. También eres consciente, porque lo has leído en el consejo número 1, que tu cara necesita un tipo de cuidados diferentes a los de tu cuerpo, así que, en cuanto llega el buen tiempo, lo primero que haces es reciclar tus solares faciales y corporales.

Pero visualiza esta situación: estás de vacaciones y decides que la playa va a ser tu lugar de desconexión. A ella te llevas tus cosméticos solares, gorros, gafas de sol y, por supuesto, la sombrilla, es decir, todo lo necesario para disfrutar del sol con precaución. Y después de plantar tu cuartel general particular, empiezas a embadurnarte el cuerpo de crema solar. ¡Error!

La escena se repite en prácticamente todas las playas de nuestro país, pero no, no tienes que aplicarte la crema solar en el momento en el que ya te estás exponiendo al sol, sino media hora antes, ya que tienes que darle tiempo a la crema a penetrar en la piel para que pueda cumplir con su efecto protector.

Además, debes volver a aplicarte la protección cada hora y media (aún no se ha inventado la crema solar de protección ilimitada) y, sin excepción, siempre que salgas del agua (puesto que el agua se llevará consigo parte del producto).

3. No siempre te limpias la cara antes de irte a dormir

Suele pasar sobre todo cuando pasas un día entero sin salir de casa. No te has maquillado, no has salido a la calle, no te ha dado el sol, tampoco has respirado la polución de tu ciudad y crees que solo por ese hecho no es necesario limpiarte la cara esa noche antes de irte a dormir.

Flaco favor le vas a hacer a tu piel si no lo haces, puesto que no tienes en cuenta que tu propia piel produce grasa, o el polvo en suspensión que hay en el ambiente, es posible que incluso hayas tenido el aire acondicionado o la calefacción puesta o que simplemente tengas la manía de tocarte la cara a menudo con tus manos.

Así que, si hay una rutina de belleza que no te puedes saltar de ninguna manera, esa es la de la limpieza de la cara antes de irte a dormir, aunque no hayas salido de casa en todo el día ni te hayas maquillado.

Además, por la noche se activa la regeneración de la piel y se eliminan más radicales libres, por lo que necesitas que esta esté limpia para que el efecto será más rápido y eficiente.

Pero, tranquila, tenemos buenas noticias para ti. No vas a tener que invertir mucho tiempo en limpiarla si para ello utilizas agua micelar, ya que, en un solo procedimiento y en apenas cinco minutos, te habrás desmaquillado la cara, la habrás hidratado y le habrás dado un efecto calmante y tonificante. Y eso solo aplicando el agua micelar en un disco de algodón y pasándolo suavemente por toda la cara.

4. Te aplicas la crema con la cara húmeda

Es muy posible que quieras aprovechar esa regeneración de la piel que se da por las noches para aplicarte algún producto específico una vez has limpiado tu cara. Sérums, cremas nutritivas, cremas regeneradoras, hidratantes de noche… todas ellas penetrarán mejor en la piel y su acción será más efectiva si te las aplicas una vez te has limpiado la cara y, por tanto, los poros están abiertos y limpios, listos para recibirlas.

Pero contrariamente a lo que se suele creer, no es mejor aplicar la crema con la cara húmeda. O dicho de otra manera, es preferible que dejes actuar al agua micelar de Nivea y, una vez tu piel la haya absorbido, pases a aplicar el tratamiento específico elegido.

Cada producto necesita su tiempo para ser reabsorbido. Así que por el bien de tu piel, no tengas prisa.

5. Te revientas los granitos

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A todos nos ha pasado. Es inevitable. Te sale un granito y no puedes resistir la tentación de reventártelo. Sin embargo, esa opción no es la más adecuada. Cada vez que atacas un granito, puedes propagar bacterias a otras zonas de la cara, por no hablar de lo afectada que se queda la piel. Roja, irritada y, en algunos casos, con una herida más grande que la del propio granito o incluso con marcas o cicatrices posteriores.

Lo mejor en estos casos es que le apliques cosméticos especialmente creados para acortar su tiempo de vida y esperar a que se vayan con el tiempo.

6. Duermes boca abajo o de lado

Por fin llegó el momento literal de irte a dormir. Con tu piel ya limpia y tu crema específica ya aplicada, te dispones a disfrutar de un sueño profundo y reparador, pero resulta que tienes la costumbre de dormir boca abajo y de lado.

Está bien, no dudamos que de esta manera vayas a dormir a pierna suelta, pero, aunque con ellas puedas conseguir un sueño de calidad, estas posturas no son tan buenas para tu piel y, por tanto, tienes que intentar evitarlas.

Lo ideal es que duermas apoyada de espaldas porque de esta manera tu piel respirará mejor y no se oprimirá. Y si no se oprime, no le saldrán arrugas.

7. No duermes las horas adecuadas

No contamos nada nuevo si afirmamos que un sueño de calidad es fundamental para la buena salud de tu piel. Por supuesto, también lo es para tu estado de salud en general; de hecho, es uno de los pilares básicos de la buena salud.

Cuando dormimos mal, nuestra piel pierde luminosidad y se ve apagada y triste. Y es que las horas de sueño impactan de manera directa en nuestra belleza. Por eso, si quieres ver tu piel en su mayor esplendor, haz lo posible por dormir las ocho horas que recomiendan todos los médicos y, por supuesto, que estas sean de calidad.

Si por mucho que lo intentes, no consigues dormir bien, trata de ponerte en modo zen para eliminar esos pensamientos negativos. Practicar técnicas de relajación, como respiraciones profundas y pausadas, pueden serte de mucha ayuda en estos casos. Y también visualizar al detalle situaciones y lugares que te inspiren calma, como el sonido del mar de una playa desierta, o visualizar el atardecer desde el silencio y la calma de un barco. Cualquier lugar o situación que te sugieran calma, relax o desconexión te pueden servir para desactivar la mente y quitarte cualquier preocupación de la cabeza.

8. No sigues una dieta equilibrada

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Puede que otro de los problemas por los que te cuesta conciliar el sueño tenga que ver con el hecho de que no sigues una dieta equilibrada. Si sueles realizar cenas muy copiosas o de digestión pesada, o simplemente te acuestas a dormir inmediatamente después de haber cenado, es muy posible que no consigas dormir bien.

Por otro lado, independientemente de la hora del día en la que estás comiendo, un exceso de dulces y de grasas puede ser catastrófico para tu piel. Y es que ya lo dice el dicho: “somos lo que comemos”. ¿Adivinas qué alimentos son los que tienes que consumir? ¡Exacto! Cuantas más frutas y verduras de todos los colores ingieras, más sana lucirá tu piel.

Si tu objetivo es que tu piel luzca radiante a través de los alimentos que comes, móntate una dieta rica en alimentos que contengan elastina y colágeno. En resumen, practica de una vez por todas la dieta mediterránea y cambia los refrescos azucarados por el agua. De esta manera, tu piel estará naturalmente hidratada y excepcionalmente cuidada.

Y ahora cuéntanos, ¿cuántos de estos errores cometías y a partir de ahora vas a corregir?

En Cuidado NIVEA

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